domingo, 22 de mayo de 2011

Mucho love

“El amor consuela como el resplandor del sol después de la lluvia.”

Si hay algo universal en este mundo que hemos construido, es el amor. Vayas donde vayas, las parejas se cuentan por millones y las relaciones suelen ser la base de la vida de multitud de personas. Relaciones imposibles, relaciones frustrantes, enfermizas, constructivas, fugaces, transitorias… ¿Realmente es tan complicado amar a alguien, o somos nosotros mismos los culpables de enredarlo todo? Es cierto que a veces las circunstancias en las que ocurre ese momento maravilloso y desconcertante en el que te das cuenta de que amas a alguien, no son las más idóneas. Es cierto que a veces esa persona ya tiene una relación, o que tú mismo tienes una. Es cierto que a veces esa persona aún tiene el corazón indeciso por otra persona, y tú tienes dos opciones: esperar o dejarla marchar. En cualquier caso, parece ser que es bastante difícil enamorarse en el momento correcto. Pero, ¿por qué sentimos que es un error aunque no lo sea? ¿Por qué, en determinadas ocasiones, enamorarse de alguien es un error? Al fin y al cabo, buscamos que la persona a la que amamos nos corresponda, que sienta lo mismo que nosotros sentimos al mirarle a los ojos. Aunque de vez en cuando afirmemos que estamos bien solos, que no necesitamos a nadie más, de alguna forma sabemos que en el fondo sentimos un vacío que solo puede llenarlo otra persona. Entonces, ¿hasta dónde estamos dispuestos a llegar por esa persona especial? ¿Cuánto tiempo estamos dispuestos a esperar a que llegue, o a que nos correspondan? ¿Hasta dónde estamos dispuestos a llevar nuestro sufrimiento interior, si es que estamos dispuestos a sufrir? El mayor de los problemas suele ser el miedo a fracasar, a no estar a la altura de la otra persona, o simplemente a que nos hagan daño y no sea la persona adecuada. A veces pienso que si ha pasado la persona equivocada en nuestra vida, cuando llegue la persona correcta sabremos valorarla más todavía, pero no lo veo estrictamente necesario. Esto nos lleva a pensar que, entonces, ¿estamos condenados a sufrir con la persona equivocada mientras llega la correcta? ¿O simplemente es cuestión de suerte que, por caprichos del destino, aparezca la persona adecuada? Dentro de ese inmenso océano de incertidumbre que nos consume, en algunas ocasiones nuestro ángel de la guarda decide echarnos una mano, y hace que nos encontremos con esa persona que hemos esperado. Y suele ocurrir en el momento que menos hubiéramos imaginado: ahí es donde está la magia del encuentro.

Con un poco de suerte, esa persona te corresponderá y os embarcaréis en una hermosa relación que cambiará todos los aspectos de tu vida, en mayor o menor medida. Los proyectos pasan de ser un “yo” a un “nosotros”, y dormir acompañado nunca te había parecido tan maravilloso. Las horas se consumen tan rápido que siempre parecerá poco el tiempo que has pasado con tu pareja. Y los besos podrían durar toda la vida sin importarnos nada más. Sin embargo, las discusiones (normalmente por estupideces) tiñen de gris la experiencia de vivir en una nube. Los problemas se acumulan, y hay que saber arreglarlos de la forma adecuada para que no vuelvan a aflorar. Hay que aprender a vivir olvidando esos pequeños detalles que nos han entristecido, enfadado, indignado, decepcionado, o aterrado. Entonces, ¿por qué las parejas rompen una historia basada en un esfuerzo diario? Suele ocurrir que uno de los dos (o ambos) es incapaz de seguir viviendo pasando página ante los problemas, y recurre al reproche, al ataque deliberado. Otras veces, alguno se cansa del continuo “tira y afloja”, de tener que ceder en diversas ocasiones para que la relación funcione, aunque puede suceder también que el otro se canse tanto de los reproches como del orgullo de su pareja. Las cosas se mezclan, y acabamos por explotar: rompemos con todo aquello que una vez nos hizo felices y nos mantuvo en pie. La devastación que sentimos y ese dolor que no podemos situar en ninguna zona concreta de nuestro cuerpo son indescriptibles. Pero no es el fin del mundo, ni está todo perdido. Siempre hay alguna posibilidad solucionar lo que, en algún momento, no parecía tener solución; siempre hay posibilidad de recuperarlo todo. Y en el caso que no fuese así, será “porque no están destinados a estar juntos”, como dijo alguien una vez; además, en cualquier caso, en tu memoria quedarán los buenos momentos que pasaste con tu ex pareja, y lo feliz que te hizo una vez. Todo esto debería ser suficiente para darnos cuenta de que, a pesar de que todos somos conscientes del sufrimiento que conlleva el amor, la recompensa que se recibe en forma de momentos llenos de dulzura, de besos apasionados y de abrazos reconfortantes, merece la pena. El premio supera con diferencia cualquier pesar que nos embargue, siendo dueño de un valor incalculable.

viernes, 20 de mayo de 2011

Mamá

Hoy estuve desempolvando fotos.. mi madre me pidió que hiciera limpieza no?.. Pues eso fue lo que hice, .. desempolvé mis viejas fotos. Me encantan los álbumes, y me seguirán encantando hasta el fin de mis días.. pasar sus páginas y que cada hoja te evoque a algún momento de tu vida.. tal vez los 15.. tal vez los 3.. Y junto a las imágenes vienen olores, recuerdos.. sentimientos y sueños que albergaba en cada edad..


Recuerdo la primera vez que vi a mi madre guardar los álbumes de todo un año: vacaciones, cumpleaños, fiestas... había uno para cada momento. Tendría yo unos 5 años y era la noche de Navidad.. Mi casa estaba llena de familia y yo prefería la tranquilidad, así que agarré a mi muñeca de las coletas y subí las escaleras del desván.. Cuando llegué arriba me asomé por la puerta y vi a mi madre que buscaba una caja vacía en el suelo de la habitación. Aun recuerdo la emoción a lo desconocido que sentía en ese momento.. El desván era un misterio para mí, sabía que allí trabaja mi padre y que no debía entrar bajo ninguna condición; por eso había estado tan sólo un par de veces.. Cuando me atreví a pasar me senté en la alfombra y observé a mi madre que forraba la caja con papel de regalo; lo hacía con sumo cuidado, poniendo atención en no dejar ninguna burbuja de aire.. Recuerdo también que canturreaba una melodía.. una de esas canciones que reconoces cuando oyes pero no eres capaz de cantar hasta que la escuchas de nuevo y los recuerdos vuelven a tu mente.. Y cuando me vio, sonrió para sí y me preguntó si quería ayudarla; dejé la muñeca en la alfombra y arrastré mi culo por el suelo de madera hasta que llegué junto a ella.. Ahí comencé mi retahíla de preguntas y porqués tan comunes en todos los niños de esa edad..


*Y ..¿para qué es eso?.. - dije señalando a la caja

-Para guardar todos los álbumes de este año

*Ahm.. -respondí pensativa- ¿Y por qué pones papel de Papá Noel a la caja? - (en realidad no había papas noeles en ningún lugar pero yo llamaba así al papel de regalo)

-Porque a Papá Noel le ha sobrado y podemos usarlo para que la caja se conserve mejor- me respondió mi madre pacientemente

*¿Por qué?

- Porque sino con el paso de los años la caja se estropeará y dejará salir todos los recuerdos y olores que contenía- me dijo, mientras pasaba su mano por mi nariz- ¿Me ayudas a meterlo todo dentro?..


Y así pasamos un buen rato.. Buscando y metiendo los álbumes de todo un año en la caja..


-Ya casi está. Espera aquí un momento- me dijo. Se levantó y fue directa al escritorio; sacó la cámara de fotos y me dijo- ¿Te apetece una foto con mamá?


Sonreí mostrando mi fila de dientes y asentí con la cabeza; por aquel entonces todavía me gustaba posar para las fotos ..Mi madre se acercó y nos hicimos una preciosa foto; de las mejores que tengo con ella. Me cogió en brazos y nos sentamos en el escritorio. Esperó a que la foto se secara, le dio la vuelta y escribió durante un rato en el reverso..


-Ya está, lista. Ahora corre- me posó en el suelo y me dio la foto en la mano- Vete a meterla dentro

*¿Y no me vas a decir que escribiste ahí?- le pregunté a mi madre

-Esperaremos mejor a que crezcas un poco- respondió y me dio un beso en la cabeza


Corrí por la habitación hasta que llegué a la caja; la abrí y metí la foto dentro.. Hoy, 15 años después, volví a encontrarme con esa caja y pude recordar mi infancia y mi niñez.. Es la única que guardo en mi habitación, debajo de la cama.. El resto de cajas permanecen todavía en un armario, esperando a ser abiertas;y se qué mi madre cuando está triste; sentada en esa alfombra viendo las mismas fotos una y otra vez.. Creo que esas cajas son la mejor herencia que puede dejarme mi madre; junto con las palabras que escribió una vez hace muchos años en el reverso de una foto:


"Algún día crecerás y encontrarás esta foto; entonces te acordarás de mí. Y ese día sabrás que aunque discutamos y nos peleemos; aunque seas independiente y no estés ya en casa, tú madre siempre estará a tu lado incondicionalmente... Y tal vez empieces a entender porque aun te trato como a una niña, como a la que ves en esta foto y que yo tengo a mi lado ahora mismo, porque para mí siempre serás ella, la niña que ni en mis mejores sueños desee; aunque toda la vida sea un sueño, y los sueños, sueños son. Te quiero mucho princesita"