miércoles, 6 de julio de 2011

...

Dejémonos de tonterías. Vayamos a olvidar todas las canciones que parece que hablen de nosotros. No quiero que hablen de eso. Nos estábamos conociendo y nadie tiene la culpa de eso. Los dos queríamos intentarlo, ¿qué no ha salido como esperábamos? Pues volvemos a entrar en el mercado de los solteros, como tu dijiste. Esa misma noche en que iba a explotar a llorar, tan sólo unos segundos antes era feliz con todo el placer infinito que estábamos generando, con el universo paralelo que habíamos decidido crear. No sé, porque motivo en medio segundo todo dio un vuelco; bueno en realidad si lo sé, pero no sé si estoy preparado para creérmelo de nuevo. Te escribí demasiadas veces por aquí. Tal vez ese fue uno de mis errores. Puede que no debiera acostumbrarme tan rápido a tus caricias por la noche, a tu brillo de ojos con conexión directa sobre los míos, a nuestras manos entrelazadas, a tus besos y a tus llamadas alrededor de las ocho de la tarde, que ahora toda esta rutina se ha esfumado. Total, lo nuestro sólo era algo complicado...Ya dije un día que no me gustaba pedir deseos por mi cumpleaños porque nunca se cumplen. (Quizá algún año deba pedir algo que no quiero, para que suceda al revés). Y quedamos para hablarlo en un bar y eso me alivia y me mata por dentro. Y dices que podemos ser amigos, y estamos sentados al lado, mirándonos y me noto a mil km de distancia y yo sólo quiero poder tocarte queriendo otra vez, poder recordar nuestros cuerpos juntos antes de llegar al éxtasis, otra vez. Sólo quiero que nuestras diferencias "del cosmos" (como tu dijiste) se unifiquen. Que haya más días de gloria, más citas (im)previstas, más visitas a casa y más películas en tu cama, más deshacer las sábanas y más postres de cena. Está claro, que el que te propuso una relación abierta soy yo y quizá es el precio que deba de pagar para reconocerte mejor, no se si esto va a funcionar, seguramente no. Supongo que los sentimientos siempre estarán por encima del sexo. Supongo que todo esto es una gran excusa (muy grande) para que pueda sentir que nuestra complicidad sigue estando ahí. (aunque tal vez necesitemos estar un tiempo separados).