domingo, 11 de julio de 2010

Salvación

No recompuse ninguno de los trozos en los que me desintegré. Nadie me ayudó a hacerlo; los cristales cortaban demasiado por unirlos uno a uno sin levantar heridas y desparramar sangre por el suelo.
Anoche bajo el edredón de plumas mi cuerpo se agitaba con fuertes espasmos... el frío hizo acto de presencia en mi habitación, entró sin llamar y se acomodó dulcemente entre mis manos y mi alma. Un aire gélido siseaba por debajo de la puerta clamando una salida por la que escapar al mundo sin fin.
Mis manos, escondidas debajo de la almohada, auyaban un grito ahogado que tan sólo mis terribles sueños pudieron escuchar. Ansiban salir de su escondite y alcanzar esa colina empinada en la que tú estás... inmóvil y sereno. Todo en vano... no sé explicar a mis manos aquello que es imposible en la realidad, no puedo engañar y ocultar verdades que arañan el alma; aunque sí puedo engañarme a mí misma cada vez que me miro en un espejo.

No hay explicación que valga, nadie me escucha al otro lado del cristal... nadie me sostiene con hilos invisibles para ayudarme a mantener, al menos, los pies a un centímetro del suelo de Santiago.
Sueño sin remedio, con locura y desenfreno... imagino irrealidades, fabrico utopías que arrancan de cuajo cada ilusión mantenida y alimentada por absurdas y falsas quimeras.
Mi cuerpo en mil pedazos en inservible, una simple carga que pesa más que una losa de piedra enmohecida. En cada paso que doy pequeños cristales se clavan en mis pies... creí haber borrado todo rastro de mi existencia. ¿Encontraste algún cristal por cada esquina, por cada gris calle? Guárdalo.
Esta noche cerraré los ojos, abriré las manos, soñaré despierta y explicaré por qué te sueño mientras grito:
¡¡...Sálvame de mí...!!
_________________________
No hay puzzle que valga
ni palabra que cure cada herida.
No hay alivio que calme la sangre derramada.
No pude pegar ni un sólo cristal,
ninguno encajaba;
por eso tengo que construírme de nuevo,
crear otro mundo onírico,
palabras nuevas que evoquen deseos escondidos.
Dejaré de ser frágil para convertirme
en alguien duro como una roca;
nunca debí mostrar al mundo mis debilidades,
mis penas, mis sueños más profundos,
mis ácidas lágrimas...
que al explotan agujereaban el suelo.
Todo eso lo usaron en mi contra.
....Tocada y hundida...


love, mucho love.
Saroneh

sábado, 3 de julio de 2010

Cenicienta Moderna

“Propósitos para el nuevo año: no enamorarme”. Así comencé el año, brindando con poco champán y mucha convicción de mis palabras. Y ahí, justo ahí, fue cuando empecé a equivocarme.

(…)

Tras algún tropiezo fortuito y alguna casualidad, fruto de mi peculiar azar, me di cuenta de que, como decía aquella película, “son tiempos difíciles para los soñadores”. Y no es que una sea una soñadora por antonomasia, pero aquellas películas de Disney hicieron mella en mis altas expectativas en hombres, por llamarles de algún modo.

Comencemos porque el vestido azul de cenicienta no me sienta bien, por mucho que me empeñe en que aquel zapato de cristal fuese cómodo, no lo es. Es más, siendo de cristal, es probable que acabe roto en mis manos, como otras tantas cosas. Bailando el vals posiblemente acabase no solo descompasando al apuesto príncipe, sino que, además, terminaría tropezando y cayendo sin remedio alguno a aquella fuente maravillosa, que tenía tan controlada. Hasta aquí todo normal.

Sigamos, pues, con que el príncipe no es ni tan apuesto ni tan caballero como la pobre ingenua de ceni (a modo cariñoso?) pensaba. Pongamos que la testosterona no solo le despista, sino que le hace despertar sus ansias de socialización con otras doncellas del reino. Descubrimos aquí su faceta sociable, desconocida hasta el momento. Hasta aquí sigue estando todo normal.


Y ahora, como dice mi madre, viene lo bueno. Cambiemos la tortilla de lado. Ganemos.

No es que mi naturaleza moñas me lo suela permitir, pero lo cierto es que, tras probar suerte paliando la sequía mundial con mis lágrimas, he aprendido, además de a reírme de mí misma, a reírme de las adversidades, de las tonterías y, por qué no, del desamor. Pero, sobre todo, si me río de algo realmente a gusto y a la carta, es de todo esto, porque, sin las pequeñas cosas la vida no valdría la pena. Me río de mí, de él, de lo que vino y lo que está por venir. Me río por no llorar, pero no suelo apagar mi sonrisa a gusto de cada uno. La apagaré a mi parecer, cuando crea conveniente, cuando me canse de reír…entonces lloraré. Toda una declaración de intenciones, sí señor. Mientras tanto…por favor, que alguien me quite estas agujetas de la barriga, que mis glamurosos michelines no soportan esta presión por más tiempo…

(...)


"Propósitos para la nueva vida: no enamorarme de capullos integrales, niñatos y otros seres poco recomendables. Sobre todo no enamorarme de alguien que encarne todo esto en una misma persona”

Se acabó? Alguien me dijo que cuando una puerta se cierra otra se abre. Esta no la quiero cerrar. Todavía no. Juguemos, juguemos, que empieza lo bueno!


Y me quedo con este trozo de la película Jeux d'enfants:

"Hay dos o tres cosas que nunca me has pedido y lo lamento porque habría sido capaz: comer hormigas, insultar a los parados que salen del INEM y amarte como loco."
Love, mucho love.
Saroneh*